Agonía bursátil,¿temporal o permanente?
Guillermo Tagle Presidente Credicorp Capital Chile
- T+
- T-
Guillermo Tagle
Los niveles de actividad, dinamismo, rentabilidad, nuevas emisiones y aperturas en el mercado bursátil, con bastante frecuencia se usan para medir y tomar la temperatura de la economía de un país. Cuando estos factores son fuertes y activos, podemos tener la certeza de que el país está creando valor, están surgiendo nuevos emprendimientos, hay proyectos que necesitan capital, innovación que requiere financiarse e inversionistas optimistas que creen en el futuro de las principales empresas. Sin confianza, sin proyectos, sin innovación, las bolsas decaen, los inversionistas buscan nuevos mercados, las empresas pierden dinamismo, el empleo se deteriora, los sueldos no suben y la economía se estanca.
En Chile, el volumen transado diario ha caído de US$ 220 millones en el 2011, a US$ 88 en el 2015. La rentabilidad del IPSA (en US$) fue de –9,9% en el 2014 y –18,2% en el 2015. La tendencia está inestable a nivel global, los mercados emergentes en general y América Latina en particular, proyectan un panorama muy incierto para el presente año. Las monedas se han devaluado, los commodities siguen deprimidos y la inestabilidad política en los países principales también genera fuentes de desconfianza.
En Chile hemos tenido además de lo anterior, un cambio estructural de la industria. Las AFPs, por años fueron una fuente de estabilidad para el mercado bursátil, con una participación muy activa en volúmenes transados y como inversionistas de largo plazo, generaban estabilidad de precios y reducción relativa de la volatilidad. Eran los principales inversionistas en cualquier operación significativa y podían servir de contraparte para los cambios de tendencia que pudiesen provocar los flujos provenientes de institucionales extranjeros. En ese contexto, las AFPs llegaron a tener un 32% de su cartera invertida directamente en acciones de emisores chilenos. Al cierre de enero 2016 ese número llegó a ser tan sólo 7,4%. El continuo cuestionamiento (formal y mediático) al rol e involucramiento de las AFPs en los casos de malas prácticas que han afectado a algunos emisores, sumado a la necesidad de diversificar globalmente sus carteras de inversión (lo cual es razonable y conveniente), hicieron que las AFPs dejaran de ser un actor relevante en este mercado. Los inversionistas privados locales, también aprendieron a diversificar globalmente sus inversiones y frente a la inestabilidad de la moneda, el mejor desempeño relativo de los mercados globales y la depresión generalizada del mercado local, se han retirado de la bolsa y también en forma relevante, de los Fondos Mutuos accionarios. Sólo quedan como actores permanentes y relevantes del mercado chileno, los inversionistas institucionales extranjeros, que llegaron a nuestro mercado a partir del año 2001, cuando la “bendita” Reforma MKI abrió y liberó el acceso a inversionistas extranjeros. Sin ello, la actual “agonía” habría sido muerte terminal.
Hay muchos elementos de este panorama que son exógenos a nuestra realidad y sobre los cuales no tenemos posibilidad de influir. Nada podemos hacer desde Chile para que las incertidumbres que afectan a los mercados emergentes se puedan revertir. Por lo mismo, es mucho más relevante, necesario e importante trabajar en los temas que sí podemos mejorar, para dar vuelta esta agonía y que el mercado chileno pueda resucitar. Hoy estamos “enfrascados” en conflictos y discusiones entre actores del mercado y reguladores, que podrían ser de simple y rápida solución, que hay que despejar para poder concentrarnos en las cosas que sí pueden hacer un cambio. Hay que resolver y sacar de la discusión temas como si las bolsas son o no son desmutualizadas (lo cual no tiene relevancia para la crisis actual), si hay que potenciar la interacción entre ellas, para que plenamente interconectadas, puedan plantearse como un gran mercado, frente a la competencia bursátil regional.
En este contexto de agonía y depresión, puede ser una oportunidad de inversión, pero más importante que ello, el mensaje que se quiere transmitir es la urgencia por ir al rescate de nuestro mercado. Buscar la manera de fortalecerlo y no ahogarlo regulatoriamente, de unir fuerzas más que dividir en el contexto de la competencia internacional. Simplificar y flexibilizar regulación para que podamos exportar servicios financieros, que gestores globales de Fondos puedan invertir en Fondos bursátiles locales, que emisores de la región vean en Chile una plaza atractiva para cotizar y acceder a capital. Seguir esperando y discutiendo materias de relevancia estrecha y limitada, podrían llevar a nuestro mercado y junto con ello a las perspectivas de Chile, a un estado de enfermedad terminal.